"Cada vez que ayudamos a una persona con TLP a encontrar su camino, cambiamos un mundo entero"
La fundación AMAI TLP, comprometida con la salud mental desde su creación en el año 2000, celebró en el Real Casino de Madrid su cuarto de siglo, el martes 4 de noviembre, con una gala a la que acudieron más de un centenar de asistentes concienciados con la atención, prevención y apoyo a personas con un diagnóstico de Trastorno Límite de la Personalidad (TLP).
“Estamos satisfechos y orgullosos de ser los anfitriones de esta gala”, dijo el presidente del Casino, Fernando Eguidazu, en sus palabras de bienvenida, quien reconoció “tener hasta ahora una vaga idea de esta terrible enfermedad, tanto para quienes la sufren como para sus familias y para la sociedad por lo que cualquier esfuerzo para la solidaridad es poco y el Real Casino siempre estará con ella”.
En el acto, moderado por Miguel Primo de Rivera, “Michi”, también intervino el presidente de Madrid Foro Empresarial, Hilario Alfaro, quien desde el atril hizo un llamamiento a todas las empresas “para concienciarse y colaborar con AMAI”. Seguidamente, y como ejemplo de fuerza, superación y la labor de la asociación, tomó la palabra Ainhoa, de 44 años, para explicar su caso. Cómo después de tocar fondo y pasar por unos años durísimos, gracias a su esfuerzo y al apoyo de AMAI, consiguió labrarse un futuro, logró el alta recientemente y ha conseguido “llevar una vida relativamente normal e independiente”.
El aspecto musical corrió a cargo la soprano María iglesias y de la pianista Constanza Lechner, que interpretaron un animado programa con una selección de obras que abarcó desde los clásicos del teatro musical estadounidense hasta los himnos del pop contemporáneo, para rendir homenaje a la diversidad.
La gala no solo fue una celebración, sino también un espacio para crear redes, compartir experiencias y visibilizar la labor realizada durante todos estos años. Una oportunidad de encuentro, reflexión e inspiración mutua para que entidades, empresas y organizaciones pudieran seguir reafirmando y ampliando el compromiso con la salud mental y la inclusión de las personas afectadas por TLP.
Tras la cena, la presidenta de AMAI, Teresa Oñate, se dirigió a todos los asistentes para agradecerles su presencia y quiso compartir con ellos su caso personal, que con frecuencia se repite. “¿Qué hicimos mal? ¿Por qué sufre tanto? ¿Por qué nadie puede ayudarnos?”, se preguntaron en su familia cuando uno de sus hijos, tras la adolescencia, sus cambios de humor desembocaron en un comportamiento errático e impredecible. Tras recorrer numerosas instituciones, públicas y privadas, el Trastorno Límite de Personalidad seguía siendo un enigma para muchos profesionales, y por fin, cuando llegó a AMAI, “por primera vez en años, escuché palabras que tenían sentido. Por primera vez, encontré terapeutas que entendían exactamente lo que estábamos viviendo. Por primera vez, no nos sentimos solos en esta batalla”, explicó. Es por ello que solicitó no solo una donación, “les pido que se conviertan en parte de esta red de esperanza y que nos ayuden a seguir siendo esa tabla de salvación para familias que, como la mía, se sienten ahogándose en un mar de incomprensión y dolor”. Oñate añadió, a modo de resumen, “cada vez que ayudamos a una persona con TLP a encontrar su camino, no solo cambiamos una vida: cambiamos un mundo entero”.
